martes, marzo 20, 2007

Síndrome de inmigrante

La vida está llena de contradicciones, unas la hacen interesante, y otras la hacen simplemente dificil de entender.
He estado en Japón dos veces, y estando allí no me he sentido extranjero para nada, a pesar del cante que evidentemente iba dando cuando paseaba por la calle. Ahora que estoy buscando trabajo allí, me doy cuenta realmente de lo que seré si voy allí: un inmigrante.
Así que como extranjero que eres tienes que demostrar que te mereces vivir allí y tienes que pelear no sólo por la busqueda de un medio de vida si no que además aparece otra palabra mágica que se te cruza en el camino: visado de trabajo.
Así que la sensación que no llegué a tener en el mismo Japón, la estoy teniendo a miles de kilómetros de distancia, lo que tiene su grado de ironía, ¿no?
Ir al extranjero te aporta muchas experiencias que todas las personas deberíamos conocer: sabes que hay un modo de vida aparte del tuyo, a su vez te permite apreciar tu modo de vida y costumbres, y con los problemas de inmigración que tenemos en Europa, también te permite conocer lo que siente la gente que viene a nuestro país a trabajar.
Aunque esta entrada parezca pesimista, no lo es, yo se que valgo y lo voy a demostrar.

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